La fachada de vidrio supuso la conquista estructural más llamativa del siglo XX. Considerada un gran avance, la fachada de vidrio borró los límites entre el interior y el exterior de los edificios. Sin embargo, la fachada de vidrio sufría las limitaciones que impone la fabricación y transporte de un material frágil que se rompe con facilidad. Esto se solucionaba en la fachada de vidrio mediante el uso de ingeniosos mecanismos de anclaje para dar la apariencia de piezas de mayor tamaño, aunque en realidad el despiece de la fachada de vidrio estaba compuesto por muchos más elementos. Los muros cortina de los edificios más emblemáticos utilizaron este sistema para sus fachadas de vidrio, lo que hacía obligatorio el uso de resinas y otros productos para sellar las juntas.
Pero con la producción industrial de paneles de policarbonato celular y los avances conseguidos en esta técnica, ahora es posible un acristalamiento continuo sin las juntas horizontales que ponían en jaque la estanqueidad de la fachada de vidrio.
Además, las fachadas de policarbonato aventajan a las fachadas de vidrio en resistencia a impacto, siendo el material de referencia en edificaciones destinadas al uso deportivo, donde la fragilidad de las fachadas de vidrio obligaba a reducir su uso y el tamaño del acristalamiento al mínimo, con la consiguiente pérdida de iluminación natural.
En el pabellón de deportes de Metz se proyectó una fachada de policarbonato en lugar de una fachada de vidrio. Gracia a ello, se logró una continuidad visual vertical, imposible de conseguir con el vidrio, y generosas características de aislamiento con un peso mucho más reducido.
Las propiedades de filtrado de rayos UV de los paneles de policarbonato no tienen igual en la fachada de vidrio. Hay que tener en cuenta, además, que la fachada de vidrio no aísla del calor y el policarbonato sí. Su facilidad de montaje y mantenimiento también deben valorarse a la hora de decidirse por una fachada de vidrio o una de policarbonato.
Por último, al proyectar policarbonato para la fachada se puede optar por combinar paneles traslúcidos de multitud de colores con paneles opacos. De esta forma, y sin cambiar de material, se disponen de zonas en la fachada que permiten tabicar el interior sin tener que reflejarlo necesariamente en la fachada.
Los paneles de policarbonato Danpal para fachadas se presentan en varios grosores, según las necesidades de aislamiento y la longitud deseada de los paneles. También se pueden elegir características para controlar el soleamiento en el interior en climas calurosos gracias al acabado 3DLITE, o decantarse por el acabado High Protection en lugares donde se prevé vandalismo en forma de grafitis o una alta contaminación que pudiera dañar el material.
En resumen, parece que, para grandes superficies, el policarbonato gana la partida a la fachada de vidrio por sus mejores características higrotérmicas, su difusión de la luz, su aislamiento térmico, su
rápido montaje y su sencillo mantenimiento.
No comments:
Post a Comment